La Reforma Educativa – 1955

En 1953 se creó la Comisión Nacional de Reforma Educacional y en 1955 se dictó el código de Educación que determinó modificaciones sustanciales en la estructura educativa boliviana.

Básicamente se concebían cuatro niveles educativos. La educación regular a través del ciclo pre-escolar, primario, secundario, vocacional, técnico y universitario; la educación de adultos, la educación de rehabilitación y finalmente la educación extra-escolar y de extensión cultural a la comunidad. Se puso mucho énfasis en el sistema escolar campesino con el incremento de núcleos escolares desde primaria hasta normales rurales (siguiendo la experiencia de Elizardo Pérez). Se determinó la obligatoriedad y gratuidad de la enseñanza primaria y finalmente se intentó un programa de alfabetización con medianos resultados.

La reforma tenía que ver con el esfuerzo por masificar la educación y ese fue sin duda el resultado más evidente del cambio revolucionario. La explosión de las escuelas rurales fue muy significativa aunque no hubo una correlación entre número y calidad. En su conjunto, la reforma educativa que modificó el currículo e intentó inyectar un contenido de reforzamiento de la identidad nacional a los procesos educativos, se enfrentó a un sistema de escuelas normales incapaz de formar maestros de buen nivel. La masificación devino en un bajo rendimiento académico, una inadecuada supervisión y un proceso de sindicalización que, politizado como estaba, no dio preeminencia a los rangos de exigencia académica. Los bajos salarios del magisterio fueron también un talón de Aquiles del sistema, dando como resultado muchos maestros mal pagados y una educación por debajo de los estándares indispensables.

FUENTE:

http://www.educa.com.bo/revolucion-1952-1964/la-reforma-educativa

Corporación Minera de Bolivia (COMIBOL)

COMIBOL es una empresa minera boliviana, creada por Decreto Supremo 31196 el 2 de octubre de 1952. Su fundación antecedió la nacionalización de las minas de Patiño, Hochschild y Aramayo el 31 de octubre por el gobierno de Víctor Paz Estenssoro en el contexto de la Revolución Nacional. Originalmente reorganizó las empresas de los tres grupos nacionalizadas en 16 empresas mineras explotando, estaño, plomo, plata, zinc, wolfram, cobre y oro. Fue la principal empresa pública boliviana por muchas décadas luego de su creación siendo la principal productora de divisas y la mayor empleadora del país.

La nueva Corporación asumió la dirección de la administración de la industria minera fiscal para “la exploración, prospección, explotación, beneficio y comercialización de los importantes yacimientos minerales que encierra el subsuelo patrio, dentro de un plan general y racional técnicamente elaborado”, de acuerdo a los términos contenidos en el Decreto.

De esta forma la  COMIBOL asumió la misión de:

a) Explorar, explotar y beneficiar los minerales de los yacimientos mineros que el Gobierno de la Nación asigne.
b) Comercializar y explotar los productos minerales en ejecución del Decreto Supremo 3072 de 2 de junio de 1952.
c) Importar maquinarias, herramientas, materiales, implementos de trabajo minero y artículos de pulpería tanto para la atención de sus necesidades como  del resto de la minería nacional.

El Decreto 31196 autorizaba también a la COMIBOL a “constituir sociedades” para la explotación de minas a su cargo, manteniendo para el Estado el 51% de las acciones emitidas. Se constituyó, además,  un directorio integrado por dos representantes de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia.

FUENTES:

https://es.wikipedia.org/wiki/Corporaci%C3%B3n_Minera_de_Bolivia_(COMIBOL)

http://www.comibol.gob.bo/index.php/institucional/historia/fundacion-comibol

 

La otra guerra civil

Por: Vicente González Aramayo Zuleta


Víctor Paz Estenssoro
Así fue denominado otro acontecimiento acaecido en nuestro país, y comenzaremos por ver algunos antecedentes, no muy remotos:

Después de Enrique Peñaranda entró a gobernar el mayor de ejército, Gualberto Villarroel. Era un buen hombre, por lo menos bien intencionado; llevó a cabo el Primer Congreso Indigenal. Su gobierno no era socialista, pero tenía algún tinte de esta doctrina. Solía decir: «No soy enemigo de los ricos, pero soy más amigo de los pobres». Pero, como ha sucedido en muchos gobiernos en el mundo, ha tenido personal subalterno que lo ha perdido, Lamentablemente ese personal en muchos países se halla formado por desalmados sicarios, en una policía política, que suele cometer desmanes, y hasta crímenes, sin que la cabeza se entere, creyendo que así sirven mejor al régimen, o lo hacen por su cuenta. Podría incluirse en ellos a los ministros de Gobierno, del Interior. Así fue lo que aconteció en el gobierno de Villarroel, pero tuvo también otro grave compromiso con la sociedad y el Estado: Fueron inmolados en el barranco de Chuspipata, en el camino a Yungas, notables personajes. Ellos fueron Félix Capriles, Luis Calvo, Demetrio Ramos, Carlos Salinas, Rubén Terrazas; y en Challacollo, Oruro, Paccieri y los hermanos Brito, Se salvó por un pelo Ovidio Quiroga, por haber pasado a Chile. El gobierno de Villarroel estaba compuesto por dos alas: una era la Radepa (Razón de Patria). Ésta era una logia constituida por militares que actuaron en la Guerra del Chaco, éstos se hallaban visiblemente afectados por la derrota de Bolivia en ella. Según Arguedas, aún conservaban su arrogancia secular, cuando después de haber sido firmada la tregua, desfilaron en La Paz, apuntando a la gente que rodeaba la plaza, con el armamento que no supieron usarlo, como diciendo «a ver quién nos pide cuentas». Ellos eran Nogales, Barrero, Calero y otros. La otra ala del gobierno estaba formada por miembros del Movimiento Nacionalista Revolucionario, con Víctor Paz Estenssoro, Monroy Block, Céspedes, Nogales, principalmente. Este partido político había nacido precisamente como resultado de las meditaciones que dicta la conciencia frente a un problema como fue la guerra; la formación de una doctrina que tenía que ser necesariamente nacionalista y revolucionaria. Este partido tuvo grandes ideólogos y hombres de caro pensamiento y gran formación como Carlos Montenegro (el teórico), Augusto Céspedes, (gran escritor), Cuadros Sánchez, Roberto Méndez Tejada, Walter Guevara, Hernán Siles Suazo, y otros. Por entonces el poder de la oligarquía minera se hallaba asaz fortalecida, como un castillo feudal impenetrable, apoyado por partidos políticos de derecha que eran el PURS y el Liberal. Los partidos de oposición y el pueblo, mismo los conocían como «La Rosca». La ideología política del gobierno de Villarroel no era conveniente a esa rosca paranoica, principalmente a quien perdía la paciencia, y éste era el semita y potentado minero Hochschild, uno de los tres propietarios de las minas de estaño de Bolivia. Fue fácil a la oligarquía buscarle tres pies al gato, y un buen pretexto para atizar al pueblo contra Villarroel, fueron los sacrificados en Chuspipata y Challacollo. Pero el ingenuo Villarroel tuvo algo más en su contra: fue tachado de filonazi, cuando aún latía la convulsión bélica en el mundo. La Segunda Guerra Mundial había concluido en 1945, consecuentemente no podía caber ni la sombra del nazismo en el mundo, tampoco podía quedar nadie que habría simpatizado con la Alemania nazi. Quizá por eso Perón aceptó a Paz Estenssoro en la Argentina, porque se sabe que el dictador argentino era filonazi. La situación política se complicó, la tensión subió. Se generó violencia, aparecieron civiles armados, hubo encuentros con sangre, y la tensión volvió a subir; esta vez al rojo vivo. El 21 de julio de 1946, fue atacado el Palacio de Gobierno, Villarroel fue asesinado por una chusma feroz, conjuntamente con sus colaboradores Hinojosa, Uría de la Oliva, y el bravo Waldo Ballivián. Todos fueron colgados en faroles frente al palacio. Poco después Igualmente fueron linchados Escobar, Eguino y Oblitas, calificados como los inescrupulosos esbirros y matones del régimen. A juicio propio fue un acto inaudito, la suprema vergüenza, que soportó Bolivia ante el consenso internacional. Los colaboradores emenerristas huyeron a tiempo, ninguno fue tocado; se asilaron en la Argentina. A la caída de Villarroel se formó una junta de gobierno provisional, presidida por Tomás Monje Gutiérrez, presidente a su vez de la Corte Superior de Justicia de La Paz. En 1946, mientras gobernada la junta, se produjo la famosa Declaración doctrinal de teóricos en Pulacayo, denominada la «Tesis de Pulacayo». En esta convención, se observó la situación del país, y lo que necesitaba hacerse y era una revolución profunda, sin grandes cambios estructurales, porque también estaba dado el caldo de cultivo para una gran revolución. Se trató sobre la necesidad de nacionalizar las minas, de hacer una reforma agraria, el voto universal, la reforma educativa y otras medidas. Quiénes aportaron con grandes proyectos fueron connotados miembros del trotskismo, y el principal fue Guillermo Lora, del POR, y de otras tiendas políticas de izquierda, naturalmente ideas propias de un partido revolucionario maduro. Las medidas que se pusieron en mesa eran ciertamente audaces, pero posibles todos esos postulados, aunque por el momento, quizá poco practicables, sin embargo, deberá conducirse la tesis básicamente a la necesidad de la toma del poder.

La junta convocó a elecciones generales, en año 1947. Se presentaron tres partidos políticos: El Partido de la Unión Republicana Socialista (PURS), con la fórmula Hertzog-Urriolagoitia; el Partido Liberal (PL), con la fórmula Guachalla-Francovich y el Partido de Izquierda Revolucionario (PIR), con la fórmula Arze-Anaya. No hubo mayoría absoluta, de modo que el congreso asignó el poder al binomio Hertzog-Urriolagoitia. Enrique Hertzog prestó juramento como Presidente de la República: era médico, más que político, era pursista, o, miembro de uno de los partidos del llamado después «del sexenio». Los siguientes meses y años hubo disturbios y problemas políticos, En 1948, en Potosí y otros distritos manifestaciones y balaceras; la situación no era estable en el país, se respiraba una atmósfera de malestar. En mayo del año 1949, estalló una gran huelga en Catavi. El presidente Hertzog, más sensible que el vicepresidente Urriolagoitia, sintióse acorralado; resultaba incapaz de tomar medidas drásticas que podían traducirse en represiones por la fuerza y generar derramamiento de sangre. En cierto modo hubo presión sobre el presidente, quien manifestó hallase bajo una depresión profunda. El vicepresidente, tomó esta acción como una necesidad de relevar a Hertzog, le «aconsejó», de una manera impositiva eufemística que se recluyera en una clínica de reposo y lo envió a Irupana, precisamente a una clínica que para el efecto existe aún en esa región paradisíaca. Luego Mamerto Urriolagoitia tomó el mando, se impuso con mayor muestra de energía, y envió varios regimientos a Catavi. En este distrito minero fueron tomados rehenes los gerentes y técnicos de la empresa, por los trabajadores enfurecidos y casi alienados. Entre los rehenes estuvo el General Manager, o gerente general O’Connor, y según contaron, cometieron desmanes con la esposa de este ciudadano norteamericano y, él mismo y otros, fueron asesinados. Catavi era grande y constituía el primer grupo minero de Patiño. Era: la «Patiño Mines Enterprises Consolidated Incorporated», que comprendía Catavi, Siglo XX, Uncía. Ese fines de mayo los regimientos bombardearon varios lugares de Catavi, el camino hacia Llallagua y la sede del Sindicato quedaron reducidos a escombros; hubo unos quinientos muertos, entre militares y mineros. Claro, los trabajadores mineros llevaron la peor parte. Después de esta masacre hiciéronse presentes en el lugar el presidente Urriolagoitia acompañado del general Ovidio Quiroga, que fue quien comandó las operaciones y elogió al regimiento Andino Cuatro, con asiento en Catavi. Lamentaron la muerte, entre otros oficiales del mayor Ely Céspedes.

Pacificada la situación política y social del país, el Dr. Enrique Hertzog Garaizabal ya no volvió a la presidencia y, hacia fines de agosto de 1949, militantes del Movimiento Nacionalista Revolucionario intentaron la toma del poder, en varios actos de ocupación de oficinas y cuarteles y radios. Ocurrió en casi todos los distritos del país, excepto en La Paz, error que lamentarían mucho. Urriolagoitia, con sus medios de propaganda y todo lo que pudo contrarrestó el intento, calificó de aventura criminal al golpe, e instó al pueblo a salir a las calles y aplastar dicho intento revolucionario de un partido calificado como criminal desde 1946. Los diarios de La Paz, publicaron en encabezamientos que se había declarado la guerra civil y debían alistarse y tomar las armas los ciudadanos desde los veintiún años hasta los cincuenta. Fueron también intervenidas radios y comenzaron a difundir por cada lado sus glosas doctrinales.

Este movimiento ha sido declarado como otra guerra civil en Bolivia, aunque hubo también violencia, no participaron todos los ciudadanos bolivianos. El Gobierno hizo uso de la fuerza militar, bombardeó varios aeropuertos del país. Santa Cruz se hizo plaza fuerte con el MNR. Hubo allí un militar de parte de este partido. El Gral. Félix Tavera. Una radio cruceña se burló del presidente Urriolagoitia diciendo. «¡…Chivo (le decían por la barba que se gastaba Urriolagoitia)…en el bombardeo de esta mañana mataste una vaca que nos la comimos en tu nombre…!» Cuando le insultaban por radios intervenidas revolucionarias o clandestinas al presidente, éste respondía: «¡…seré chivo, pero no cabra de nadie…! Los siguientes días de lucha y resistencia, fueron cayendo los distritos en poder de los revolucionarios; llegó un momento en que sólo faltaban Potosí y Santa Cruz, entonces se pudo ver, lamentablemente que en Potosí se concentró la llamada guerra civil. Esta villa resultó la plaza más fuerte de los revolucionarios. Los mineros de allí parecían los más aguerridos y decididos a quemar sus vidas en el intento. Los primeros días del mes de septiembre de 1949, fueron destacados varios regimientos a Potosí. Los revolucionarios esperaban ya bien armados, con las armas que habían secuestrado en la toma del cuartel de aquella villa donde estaba asentado el regimiento Manchego. El día sábado 3 de septiembre, tropas del Ejército desembarcaron en la quebrada de San Bartolomé; eran tropas de infantería y de acompañamiento (se llamaban así porque llevaban morteros Brandt 81 mm). Cuando intentaron los soldados ingresar por aquella rojiza garganta de piedra granítica, fueron recibidos por un nutrido fuego de ametralladoras y fusiles, lanzado por los grupos de mineros revolucionarios posicionados en lugares estratégicos de las alturas, de aquellos colosos pétreos; virtualmente les cerraban el paso. Entonces los militares emplazaron morteros y con su tiro curvo, lanzaron las granadas a los focos ubicados de ametralladoras, pero los tiradores de estas Vickers, se iban de inmediato al lugar donde caía la granada de mortero, bajo el principio silogístico de las ecuaciones militares en sentido de que donde cayó la granada ya no volvería a caer otra. Pero tras dura batalla las tropas del Ejército lograron perforar la resistencia, se abrieron paso y llegaron el domingo 4 por la mañana al cuartel, donde también hubo resistencia, pero con la aplicación de la logística militar y la cantidad, los revolucionarios fueron rebasados, la mayor parte de ellos huyó, pero -contaron que varios fueron allí ya fusilados, estando rendidos. En las acciones del cuartel cayó mortalmente herido el estudiante del colegio De Pichincha, Samuel Peña, hijo de uno de los docentes de ese colegio.

Pasó el domingo, y esperaban atacar los únicos focos de resistencia que quedaban del MNR, y estaban en la plaza, principalmente en la alcaldía, se veía desde a abajo el brillo de las armas que blandían los mineros atrincherados en las ventanas. En la madrugada del lunes 5 y desde el cuartel, fueron lanzadas granadas de mortero por encima de la ciudad. Los tiros eran bien reglados y llegaban a la Alcaldía, lo mismo que a los balcones de la Prefectura haciendo impactos en las paredes y destruyendo los hermosos balcones tallados. Como se tiene dicho, el mortero es un arma de tiro curvo, y su granada podía pasar al objetivo, por encima de todas las casas que se hallaban entre el cuartel y la Alcaldía. Por la plaza y calles aledañas y por el mismo boulevard circulaban voluntarios que ayudaban al Ejército, acarreando cajones de municiones Pocos eran los civiles de los llamados facciosos, que aún quedaban sosteniendo armas, y disparaban desde sus escondites. A las cuatro de la tarde y cubiertos siempre por fuego de mortero, ingresaron a la Plaza de Armas de Potosí cinco regimientos por cada calle de acceso, disparando contra los focos dispersos de resistencia, y tratando de concentrar el fuego contra la alcaldía. El regimiento Colorados emplazó al lado de la catedral un cañón de 65 mm, para tiro frontal, pero por descuido, según se supo después, de los sirvientes de la pieza, ésta reventó en pedazos, mató a un soldado e hirió al Cnl. René Santa Cruz, quien nunca pudo prescindir de sus muletas metálicas. Después de esta guerra fue prefecto de Potosí. La tostadera de balas siguió con encarnizamiento por parte del ejército. Radios leales y revolucionarias, seguían trasmitiendo propaganda furibunda; unos alentaban a sumarse a la lucha por los derechos postergados de los trabajadores, otros a resistir a los golpistas y colaborar con el Ejército, que hacía el papel de libertador de las ciudades ocupadas. Desde la base del monumento a Alonso de Yañez (apellido correcto) dispararon ráfagas de metralla a la ventana del teatro Omiste, por los revoltosos. Daba pena ver cómo las balas, igual diminutos cincelillos picaban los preciosos relieves y bajorrelieves tallados en piedra de la portada de ese teatro, pero los que disparaban desde adentro fueron silenciados. Empero, lo más dramático que me tocó ver, porque estaba allí cuando era alumno del colegio De Pichincha, fue cuando tomó el Ejército la Alcaldía. Salieron rendidos, con las manos en alto, cinco desarrapados hombres. Parecían espantapájaros, tenían los ojos enrojecidos y un bollo de coca en los carrillos. No fue respetada ni su rendición, allí mismo fueron fusilados, sin juicio, siquiera sumario. Hubo entre los espectadores de esta barbarie muestra de condenación aún, valientemente… «¡son héroes estos hombres!»… dijeron. Los días siguientes fueron perseguidos muchos otros, y también fusilados En el cementerio se veían cuerpos insepultos, rociados con creolina. Según la gente, muchos fueron inmolados sin culpa,

La plaza de Potosí fue recuperada por el gobierno; Santa Cruz capituló pronto… la guerra civil había terminado. Urriolagoitia convocó a elecciones generales en 1951. Tenía la seguridad de prolongar el poder del PURS, con Gabriel Gozálvez. En estas justas participó el MNR, pero, ante la sorpresa de muchos y del propio Urriolagoitia, el vencedor fue el partido que había combatido con tanta saña. Entonces, en lugar de entregar el poder al vencedor, lo entregó a Ovidio Quiroga, comandante del Ejército. Este militar formó una junta militar de gobierno presidida por el Gral. Hugo Ballivián Rojas. La Revolución del 9 de abril de 1952 derribó el gobierno de la junta militar. Ése es ya otro capítulo.

Muy posteriormente La historia de esta guerra civil, la escribí y la ilustré en forma de historieta, me la compró la Universidad de Potosí. Tenía yo diecisiete años.

(*) Abogado, Escritor Nacional, historiador, ex catedrático universitario de la UTO, Miembro de Número de la Academia de Ciencias Jurídicas, Miembro de UNPE, Miembro de la Sociedad Geográfica y de Historia de Oruro, Cineasta.

FUENTE:

21 de diciembre 1942: La masacre de Catavi

Yuri Aguilar Dávalos

La columna de mujeres y hombres mineros avanza por la pampa que une Siglo XX con Catavi. Se dirige a las oficinas de la empresa Patiño Mines. Cuando los miles de manifestantes están en campo abierto se escucha el tableteo de ametralladoras. Es el 21 de diciembre de 1942.

Hace una semana que los sindicatos de “Oficios Varios” de Catavi y de “Trabajadores Mineros” de Siglo XX declararon la huelga general exigiendo mejores condiciones de vida y de trabajo.

El conflicto no es nuevo. Hace más de un año que sus dirigentes presentaron un pliego donde pedían aumento de remuneraciones en una escala del 10 al 60 por ciento y el congelamiento de los precios de las pulperías. Pero la empresa ofreció aumentos entre el 10 al 25 por ciento, propuesta rechazada lo mismo que la del Tribunal de Conciliación  que propuso un aumento del 10 al 30 por ciento y congelamiento de precios en las pulpería.

El 30 de septiembre se reaviva el conflicto. El Sindicato de Oficios Varios pide el 100 por ciento de incremento. La empresa Patiño hace oídos sordos y los dirigentes tienen que desplazarse a La Paz, al Ministerio de Trabajo, para que su demanda sea escuchada. Las demandas se generalizan en todo el país. El gobierno de Peñaranda intenta chantajear a los dirigentes prometiéndoles aprobar el “Código Busch” o la Ley General del Trabajo a condición de que vuelvan a sus distritos para convencer a sus bases a levantar las demandas salariales, pero los dirigentes se niegan a aceptar esa maniobra que significaba una traición a su causa. Pese a ese impase, ese gobierno promulga La Ley General del Trabajo el 8 de diciembre, a fin de aplacar las protestas, pero los mineros no caen en la trampa y dan plazo de cinco días para que sus demandas sean escuchadas.

Esta Ley que reconoce importantes conquistas laborales también favorece a los patrones por los procedimientos que había que seguir en las demandas; de esa manera evitaba las protestas de los trabajadores, sobre todo en ese tiempo en que se vivía la Segunda Guerra Mundial, donde Bolivia se había comprometido a proveer estaño a la industria guerrera de los aliados que están en guerra contra las naciones del Eje nazi-fascista..

El régimen imperante ponía bajo jurisdicción de la Fuerzas Armadas los centros de trabajo que presentasen síntomas de agitación social y así lo hizo el 9 de diciembre con esa minas, declarándolas zonas militares, al mando del Cnel. Luis Cuenca: “El Presidente de la República y los ministros de Gobierno, de Defensa y de Trabajo declaramos la ilegalidad de la huelga. Al mismo tiempo, el Jefe de la Región Militar de Oruro, coronel Luis Cuenca fue instruido para tomar a su cargo la vigilancia de Catavi y de los huelguistas, si el paro se producía.”[1] Con esta medida el gobierno da por agotadas las negociaciones legales y transfiere la solución del conflicto a la fuerza de los uniformados.

El 13 el gobierno de Peñaranda decreta el estado de sitio en Potosí, Oruro, Cochabamba y Chuquisaca. El mismo día el Cnel. Cuenca se apersona a Catavi y también son apresados los dirigentes; entonces, hacia el medio día, una muchedumbre pide la libertad de sus dirigentes, la que es recibida con fuego de metralla de los carabineros. El 15 declaran la huelga los sindicatos de Catavi y Siglo XX.

El Cnel. Cuenca, por instrucciones del Ministro de Trabajo, intenta sin ningún éxito, reabrir las negociaciones y obligar a que los trabajadores retornen al trabajo. Generalmente, para doblegar las protestas de los trabajadores, a fin de rendirlos por el hambre y la desesperación, la Empresa retenía los salarios, pero esta vez es el gobierno el que da la orden de no cancelarles los sueldos impagos “mientras los obreros depusieran su actitud subversiva”.[2] Pero ni esa medida arbitraria detiene la protesta obrera, obligando a la patronal y al gobierno a pagarles el domingo 20, esperando que al día siguiente se normalice el trabajo; sin embargo, el 21 nadie entra a trabajar.

Ese 21 se programa una crecida movilización para retomar las demandas salariales. La agitación en las dependencias de la Empresa es permanente. El Cnel. Cuenca, mediante un oficio entregado a los mineros, a través del My. Bustamante, les advierte que no se tolerará más protestas y que cualquier concentración será disuelta. Bustamante es abucheado en la sede sindical, al mismo tiempo que el dirigente minero Pedro Ajuachu le aclara al militar que ellos sólo cumplen lo aprobado por las bases. Mientras tanto afuera, patrullas de soldados vigilan los campamentos y no permiten la circulación ni de las mujeres. La Empresa mantiene cerradas las pulperías.

Aproximadamente 8 mil mineros se concentran en Siglo XX y bajan hacia las oficinas de la empresa de Patiño en Catavi. Los militares del Regimiento Ingavi los esperan en una explanada donde han instalado sus ametralladoras. Cuando la muchedumbre se encuentra en campo abierto encabezado por mujeres y niños, con la creencia que así protegerían a los obreros que marchan detrás, los uniformados al mando del My. Bustamante y los tenientes Carlos Sánchez y N. Ávila [3] empiezan a disparar sus armas de fuego. María Barzola es una de las primeras víctimas de esa masacre.

Hasta el miércoles 23 de diciembre las Fuerzas Armadas de Bolivia continúan reprimiendo en los campamentos de Catavi, Siglo XX, Miraflores y Cancañiri. El gobierno da una lista de 19 muertos y 40 heridos, pero otras fuentes señalan que fueron 40 los muertos e incluso se afirma que llegaron a 400.

En agosto del 1943 durante una interpelación a los ministros de Peñaranda, en el Parlamento, se supo que el presidente Peñaranda y el ministro de Defensa Candia instruyeron telegráficamente al Cnel. Cuenca lo siguiente: “Queda usted autorizado para sancionar infractores, sometiéndolos jurisdicción militar”.

El principal argumento del gobierno para justificar la represión fue que los mineros habían iniciado una huelga ilegal, pero también se los acusó de actuar en estado de ebriedad, de haber utilizado dinamitas y bombas molotov, de enarbolar banderas rojas…; los mineros de base y dirigentes desmintieron esas falsedades y puntualizaron que esa marcha era pacífica que sólo era para pedir que las pulperías se abrieran y que se atendieran sus justas demandas.

Así, ese 21 de diciembre de 1942 una vez más ciudadanos bolivianos que sólo pedían mejores condiciones de vida fueron masacrados por las Fuerzas Armadas al servicio de un gobierno aliado al empresariado.

Principales responsables de la masacre:

—Gral. Enrique Peñaranda, Presidente de la República

—Juan Manuel Balcázar, Ministro de Trabajo

—José Miguel Candia, Ministro de Defensa

—Pedro Zilvetti Arce, Ministro de Gobierno

—Cnel. Luis A. Cuenca, Jefe de la Región Militar Nº 3, Oruro

—My. N. Bustamante

—Tte. Carlos Sánchez

—Tte. N. Ávila


[1] Los problemas sociales en Bolivia. Una mistificación demagógica: La masacre de Catavi.  Juan Manuel Balcázar. La Paz, Universo, 1947

[2] Historia del movimiento obrero boliviano 1933-1952. Tomo IV. Guillermo Lora. La Paz, Los Amigos del libro, 1980

[3] Llallagua: Historia de una montaña. Roberto Querejazu Calvo. La Paz, Los Amigos del LIBROLibro, 1977

FUENTE:

http://www.semanarioaqui.com/index.php/a-rajatabla/2147-21-de-diciembre-1942-la-masacre-de-catavi

La masacre minera de Uncía en 1923

arton17465.jpg

Para entender el problema de los trabajadores de la gran minería del estaño, se debe saber que, hasta las leyes mencionadas, carecían en absoluto de una legislación que los amparase, así como de medidas mínimas de seguridad industrial. Si bien es cierto que las grandes empresas contaban con una infraestructura importante en el sector médico, educativo y recreativo que el país no había conocido nunca en centros de trabajo (hospitales totalmente equipados, escuelas y áreas deportivas), las condiciones de trabajo eran francamente brutales. Las «puntas» de trabajo en interior mina duraban más de las ocho horas en que se reglamentaron con Saavedra. Los socavones estaban bajo tierra a temperaturas altísimas, saturados del polvo de las perforaciones. El esfuerzo físico era muy grande, no sólo por los pesos que se cargaban sino por la escasez de oxígeno en las galerías sumada a la altura promedio de las montañas mineras (más de 4.000 mts. s.n.m.). El resultado era una esperanza de vida por debajo de los 35 años, tuberculosis y silicosis como enfermedades crónicas de los trabajadores y mutilaciones y muertes frecuentes por accidente.

Los primeros conflictos en la minería comenzaron con el siglo. Hay referencias de confrontaciones o huelgas en 1904 en Huanchaca y en 1918 en La Salvadora y Pulacayo.

Pero fue en Uncía donde se produjo el hecho más grave que los mineros tomaron como punto de partida de su lucha sindical. Uncía era el centro minero más moderno y equipado de Patiño, contaba con unos 10.000 habitantes. El I2 de Mayo de 1923, se unieron las federaciones de Llallagua y La Salvadora, creando la Federación Obrera Central de Uncía, liderizada por Guillermo Gamarra y Ernesto Fernández. A mediados de mayo exigieron la destitución del gerente Emilio Díaz de nacionalidad chilena, por abusos permanentes y limitaciones al trabajo sindical.

Ni la empresa ni el gobierno oyeron los pedidos. Se decretó el estado de sitio y cuatro unidades del ejército llegaron a Uncía. En medio de las negociaciones, los dirigentes Gamarra y Rivera fueron apresados. La población se reunió en la plaza principal exigiendo la libertad de los presos y al anochecer el exasperado mayor José V. Ayoroa disparó y ordenó disparar contra la multitud, el saldo fueron nueve muertos y cinco heridos de consideración. La masacre enardeció ánimos y la pacificación requirió varios días. Más allá de los resultados inmediatos, el movimiento y masacre de Uncía abrió una brecha en las reivindicaciones obreras bolivianas.

Fuente:

http://www.educa.com.bo/los-republicanos/la-masacre-minera-de-uncia-en-1923

La resistencia indígena en el Chaco y la batalla de Kuruyuki

En el Chaco, desde la segunda mitad del XIX, las estancias ganaderas fueron expandiéndose sobre el territorio indígena de guaraníes y tobas. Esto motivó la guerra del ejército boliviano contra nativas, que fueron derrotadas en 1892, en batalla de Kuruyuki.

Aunque la violenta resistencia guaraní no ante esa derrota, a partir de entonces se dispersó y fue protagonizada sólo por los grupos directamente afectados.

Al margen de estos enfrentamientos violentos, en la zona se desarrolló un proceso pacífico de aproximación a las etnias indígenas promovido por la iglesia; la orden franciscana fundó y dirigió escuelas a la enseñanza de la doctrina católica y los aprendizajes básicos para los niños. Su éxito permitió una paulatina integración de esos grupos a la sociedad boliviana.

La batalla de Kuruyuki

En 1874, una confederación dirigida por GPortapapeles01üirariyu atacó varias regiones del Chaco con el objetivo de expulsar a los karai o blancos; no logró sus objetivos, pero el recuerdo de los abusos y del avasallamiento de sus tierrras se mantuvo vivo entre algunos grupos guaraníes.

Años después, a fines de 1892, surgió un nuevo líder, Apiaguaiqui Tumpa, ayudante de Güirariyu, quien convocó a los mburuvicha para preparar una guerra total contra los karai. Su fama de ipaye o chamán y su discurso mesiánico sobre la tierra sin mal, aumentó el apoyo al joven caudillo, quien logró reunir un ejército de quereimba o guerreros pertenecientes a varios grupos guaraníes.  El asesinato de una joven por parte del corregidor de Ñumbite en el año nuevo de 1892 precipitó la guerra. Las fuerzas de Apiaguaiqui se enfrentaron el 28 de enero a las tropas karai en el punto de Kuruyuki, donde los guaraníes fueron derrotados. La represión sobre los rebeldes fue cruel y sangrienta. Muchos indígenas fueron ejecutados y expulsados de sus tierras. Apiaguaiqui Tumpa fue capturado y luego de sersometido a un consejo de guerra fue torturado y ejecutado.

FUENTE: Textos Santillana 5to de secundaria

La Perestroika y La Glásnot

Procesos que formaron parte de las reformas implementadas en la URSS por Mijaíl Gorbachov para movilizar la economía y acelerar el tránsito de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas hacia la democracia y las economías de libre mercado.

La perestroika , que en ruso significa reestructuración, consistió en reformar las estructuras económicas soviéticas, para lo cual Gorbachov recibió la asesoría del presidente japonés Seiichiro Nishi. La perestroika buscaba abrir las posibilidades a empresarios sin atentar contra el sistema socialista, pero si reformando y democratizando algunos procesos. Se atribuyen a la perestroika varias consecuencias, entre ellas, el colapso final del sistema socialista en la URSS, el fin del gobierno de Gorbachov y, finalmente, la desintegración de la URSS en repúblicas independientes.

Al iniciar su gestión en 1985, Gorbachov no hizo cambios significativos en la estructura económica soviética, pero en 1987, la perestroika fue implementada, en un intento por salvar a la URSS de una grave crisis económica e intentando impulsar el desarrollo de un país sumido en la burocracia y la corrupción.

El primer objetivo de la perestroika fue descentralizar el sistema de gestión y darle mayor autonomía a las comunidades, también se buscó modernizar la ingeniería, combatir la corrupción, bajar los índices de alcoholismo y, con ello, abatir el absentismo de los trabajadores. Las empresas tuvieron el privilegio de tomar decisiones sin tener que esperan la autorización gubernamental, también se permitió, con la asesoría del estado, que empresas soviéticas tuvieran acuerdos con algunas sociedades empresariales extranjeras, dando paso a la inversión.

Uno de los consejeros de Gorbachov, Abel Aganbegyan, consideró que esas medidas no eran suficientes, así que propuso nuevas reformas para mejorar el rendimiento de los trabajadores y la calidad de lo producido. No se tomaron en cuenta posibles alianzas con otros países socialistas y en cambio, se permitió la entrada de inversiones extranjeras, hecho que acercó a la URSS al camino del capitalismo.

Las actividades económicas privadas se hicieron presentes, así como muchas de las formas de producción de países capitalistas: contratos individuales, venta de empresas del estado, nuevo sistema monetario y bancario. A inicio de los noventa, la URSS ya estaba posicionada dentro de los países del mundo con alto nivel de desarrollo.

La perestroika, sin embargo, trajo consecuencias: el incremento de los sueldos y la necesidad de subvención provocó inflación y escasez, por lo que el erario disminuyó. La Ley de Empresa, además, anuló el control sobre los recursos, hecho que provocó la reducción de inversiones. La URSS además, se dividió en pequeñas repúblicas con bancos propios. Los créditos ilimitados terminaron por poner en crisis los cambios.

Los precios se liberaron en1992 , haciendo que el nivel de vida se redujera y los salarios variaran radicalmente de una región a otra, una nueva clase social hizo su aparición: ricos cuyos ingresos no provenían del trabajo sino de otras fuentes, no todas ellas legales. Para 1993, un tercio de la población no tenía suficientes recursos como para subsistir.

La Glásnot
Junto con la perestroika, se implementó la Glásnot o apertura, que permitia, entre otras cosas, mayor libertad a los medios de comunicación, el descenso de la censura y mayor libertad de expresión, contrastando con el régimen anterior de represión hacia quienes no comulgaran con los principios del sistema soviético.

La Glásnot permitió que el gobierno adoptara una postura autocrítica, reconociendo sus errores e implementando instrumentos para resolverlos. La Glásnot permitió, entre otras cosas, la confrontación política que se dio en la URSS en 1987, con las agrias críticas de Boris Yeltsin al sistema, sin embargo, a pesar de los avances en materia de Glásnot, Yeltsin sufrió represalias al ser apartado del gobierno. Gracias a la Glásnot fueron puestos en libertad prisioneros políticos, la mayor parte de los cuales eran “presos de conciencia” por sus críticas al gobierno soviético y al sistema político.

Las elecciones de 1988, pusieron de manifiesto el sentir popular: el partido comunista soviético no obtuvo todos los puestos del gobierno, al que pudieron tener acceso reformadores de minoría (como Yeltsin) y otros 18 partidos. La perestroika comenzó a recibir ataques de conservadores y alas progresistas, los primeros veían en ella una amenaza al socialismo y los segundos pensaban que las reformas avanzaban muy lentamente.

En 1991, tras el fallido golpe de estado por parte de los conservadores comunistas, Gorbachov dimitió y varias repúblicas soviéticas declararon su independencia, disolviéndose la URSS ese mismo año, abandonando el modelo económico marxista socialista que había imperado por casi un siglo.

La Alianza Atlántica (OTAN)

La formación de la Alianza Atlántica atravesó varias fases. En 1947, franceses y británicos habían firmado el Tratado de Dunquerque teniendo aún como objetivo Alemania. En marzo 1948, tras el golpe de Praga y bajo el consejo norteamericano, se firma el Tratado de Bruselas firmado por Francia, Gran Bretaña y los países del Benelux. Por este tratado, ya claramente dirigido contra la amenaza soviética,  nació la Unión Europea Occidental.

Paralelamente, el bloqueo soviético de Berlín va a propiciar un giro histórico en la diplomacia norteamericana: el 11 de junio de 1948 el Congreso aprueba la resolución Vandemberg (presidente republicano de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado) que permitía al poder ejecutivo concluir alianzas en tiempos de paz. Era el fin del aislacionismo norteamericano.

Finalmente, se firmaba en Washington 4 de Abril de 1949 el Tratado del Atlántico Norte o Alianza Atlántica. Lo firmaron doce países (Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Francia, Italia, Noruega, Dinamarca, Islandia, Bélgica, Países Bajos, Luxemburgo y Portugal). En 1952 Turquía y Grecia accedieron al Pacto, la República Federal de Alemania en 1955 y, finalmente España, que tuvo que esperar a la muerte de Franco para participar en la defensa occidental en pie de igualdad, en 1982.

El artículo 5 es la clave del tratado y en caso de una agresión contra un estado miembro  compromete a sus miembros a tomar las medidas necesarias «incluyendo el empleo de la fuerza armada para restablecer y asegurar la seguridad en la región del Atlántico Norte».

En 1950, tras el desencadenamiento de Guerra de Corea, se creó una estructura militar permanente, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Aunque no son exactamente lo mismo, Alianza Atlántico y OTAN se utilizan como términos sinónimos.

El Consejo Supremo, es el órgano supremo de dirección política de la Alianza. Tiene un Secretario General, portavoz de la Alianza, que tradicionalmente ha sido un europeo. El español Javier Solana ejerció ese cargo de 1995 a 1999. Los norteamericanos se han reservado siempre los altos cargos militares, esencialmente el SACEUR (Supreme Allied Commander in Europe).

Durante la guerra fría y en el marco de la OTAN, los EE.UU. han mantenido una importante presencia militar en Europa.

La Alianza Atlántica no ha estado libre de tensiones internas. Las más importantes son las que protagonizó el francés De Gaulle en los años sesenta en su búsqueda de una mayor autonomía europea respecto a EE.UU. Francia llegó a abandonar la estructura militar integrada de la OTAN en 1966.

La OTAN ha sido un éxito y ha sobrevivido al fin de la guerra fría. No obstante, el gran problema ulterior es redefinir sus objetivos en un mundo en el que ya no existe la amenaza que le hizo nacer.

En 1999, tres antiguos miembros del Pacto de Varsovia, Polonia, la República Checa y Hungría se adhirieron a la Alianza. Les siguieron en el 2004 Rumania, Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Eslovaquia y Eslovenia.

La OTAN, tras el fin de la guerra fría, ha dado pasos para hacer frente a los nuevos desafíos militares. En abril del 2003 la OTAN acordó lídera la Fuerza Inernacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán -International Security Assistance Force- (ISAF).

Fuente:

http://www.historiasiglo20.org/GLOS/OTAN.htm

Pacto de Varsovia

Pacto de Varsovia. Institucionalizó en un marco común los distintos pactos bilaterales que la URSS había firmado entre 1945 y 1948 con las democracias populares del este de Europa. Firmado en el período de la desestalinización, el Pacto ofreció un marco de igualdad a las naciones firmantes en los asuntos de seguridad colectiva.

El Tratado de Amistad, Colaboración y Asistencia Mutua (Pacto de Varsovia) fue una alianza militar compuesta por ocho países socialistas europeos, creada para contrarrestar el rearme de la Republica Federal de Alemania (RFA) y su ingreso en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). El tratado fue firmado en Varsovia (Polonia) el 14 de mayo de 1955 por Albania, Bulgaria, Checoslovaquia, República Democrática de Alemania (RDA), Hungría, Polonia, Rumania y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Desde mediados de la década de 1950 hasta la de 1980, dos fueron los órganos que ejecutaron las funciones del Pacto de Varsovia: el Comité Político Consultivo y el Mando Unificado de las Fuerzas Armadas, ambos con sede en Moscú. Según los términos del tratado, el Comité Político Consultivo coordinaba todas las actividades, excepto las puramente militares, y el Mando Unificado de las Fuerzas Armadas ejercía la dirección sobre las tropas asignadas a este por los estados miembros.

A pesar de que el Pacto de Varsovia fue oficialmente renovado en 1985 para otros veinte años, la transformación política de la Europa Oriental, a fines de la década de 1980, debilitó profundamente a la organización. La URSS inició la evacuación de sus tropas de otros países del Pacto de Varsovia y la RDA abandonó la alianza para unirse a la República Federal de Alemania, en octubre de 1990. Todas las funciones militares conjuntas cesaron a finales de marzo de 1991, y en julio los dirigentes de los seis países miembros restantes acordaron la disolución de la alianza.

Objetivos del pacto

  1. Modernización de las Fuerzas Armadas de los miembros, a través de la ayuda soviética.
  2. Maniobras comunes.
  3. Integración según Garthoff de los dispositivos de defensa aérea de los países de la Europa oriental con el de la URSS.
  4. Sistema común de entrenamiento de las Fuerzas militares de los países del Pacto y «planes comunes de acción coordinada».

Fuentes

Extraido de:

https://www.ecured.cu/Pacto_de_Varsovia